Ser docentes es un desafío cada vez mayor en esta época
en que es mucho el bombardeo sobre los principios morales o en donde tantas
familias padecen los problemas que agobian a nuestra sociedad.
Por eso hay que educar para la vida. Los seres humanos no
se juegan el futuro en los conocimientos ni en las destrezas técnicas, sino en
los comportamientos. La ciencia y la técnica son nada sin la ética. La persona
necesita encontrar el sentido de lo que vive, la finalidad de lo que pasa en sí
mismo y a su alrededor.
Necesita razones o argumentos para actuar en cualquier
situación. Descubrir todo esto es descubrir la vida. Enseñar a discernir el
sentido de las cosas es educar para la vida. En la medida en que la escuela lo
consiga, ayudará a los alumnos a construir su propia felicidad.
Para
comenzar el año 2014, el Papa Francisco nos dice que no hay paz si no Tenemos conciencia
de que somos hermanos.
"El
corazón de todo hombre y de toda mujer alberga en su interior el deseo de una
vida plena, de la que forma parte un anhelo indeleble de fraternidad, que nos
invita a la comunión con los otros, en los que encontramos no enemigos o
contrincantes, sino hermanos a los que acoger y querer.
La
fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La
viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar a cada
persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible
la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera".
"Las
éticas contemporáneas no son capaces de generar vínculos auténticos de
fraternidad, ya que una fraternidad privada de la referencia a un Padre común,
como fundamento último, no logra subsistir. Una verdadera fraternidad entre los
hombres supone y requiere una paternidad trascendente. A partir del
reconocimiento de esta paternidad, se consolida la fraternidad entre los
hombres, es decir, ese hacerse "prójimo" que se preocupa por el
otro". (Mensaje para la Jornada Mundial de la
Paz 2014)
Ciertamente hemos decidido en el Concejo General
celebrado en septiembre continuar con el mismo PEIC del año escolar pasado en
vista de que consideramos que los objetivos planteados no se han cumplido, porque
esto de los valores es un tema transversal.
Muchos profesores/as se confiesan abrumados
ante los Temas Transversales. Los consideran como algo teóricamente muy bueno,
pero excesivo para la escuela. Es preciso desmitificar las cosas. Porque se
trata de algo asequible a sus posibilidades, que no les va a exigir tiempos ni
esfuerzos añadidos, algo a realizar fundamentalmente desde el currículo
escolar, en el trabajo ordinario de todos los días. Además es algo que merece
la pena. Porque se trata de enseñanzas vitales para las personas y la sociedad.
El éxito de la vida radica en la consecución
de la armonía consigo mismo, con los demás y con su medio ambiente. Vivimos,
además, en una época bastante conflictiva, violenta, intolerante, injusta e
inestable, con frecuentes y graves problemas de convivencia. La situación
actual reclama una actuación escolar en este punto.
Retomando el lema utilizado en la celebración
de las Bodas de Oro de nuestra institución recordemos que decíamos “juntos
hacemos el camino” pero hoy es necesario reflexionar que para construir un
camino hay que moverse entre dos puntos: el punto de partida y la meta a la que
se quiere llegar. Antes de diseñar el trayecto, es preciso hacerse dos
preguntas elementales:
“¿dónde
estamos?” y “¿a dónde queremos ir?”. No vamos a cambiar el mundo, pero podemos
mejorarlo.
Aquí vale aquello del granito de arena y del
hombro con hombro. La ilusión y el esfuerzo de todos, de muchos o de algunos nos
llevarán a construir una sociedad, en la que sea posible y más agradable vivir
juntos.
“Hay
que combatir la violencia visible y manifiesta en los espectáculos actuales:
cine, televisión, comics, web...
Combatirlos quiere decir, sobre todo, criticarlos, contribuir a crear una
opinión contraria a determinadas diversiones”. Combatir la violencia es estar
más pendiente de nuestros jóvenes en la hora de receso, y en la hora de salida;
pues es allí donde nuestra presencia puede ser un aliciente para el que teme
salir del aula por temor a ser burlado
por ser o pensar diferente, es allí donde
la intervención de un educador es pieza clave de orientación en
actitudes y posturas que necesitan de una amable corrección.
La convivencia se aprende: Nadie
nace sabiendo vivir con los demás. Tiene que aprender. El ambiente de la
sociedad provoca, con demasiada frecuencia, conflictos en las relaciones de las
personas. Por eso, la convivencia no puede dejarse al desarrollo espontáneo de
la construcción de la personalidad ni a la casualidad de los acontecimientos. Es
necesario ayudar al niño o joven a aprender a relacionarse, a vivir con los
demás. La convivencia debe ser una de las principales empresas de la educación
actual.
Que hermosa fue la experiencia
recreacional y compartir del día martes, todos juntos como debe ser, más
integrados nos conocemos más y al conocernos más nos amamos de tal manera que
el descubrimiento del otro es algo previo a la convivencia y al establecimiento
de buenas relaciones, sólo así seremos capaz de comprender la necesidad de
relacionarse en nuestros educandos, valorar su dignidad humana y establecer
relaciones positivas con ello.
Ciertamente hay mucho que corregir,
porque la convivencia humana aparece ordinariamente jalonada de conflictos.
Estos surgen por la diversidad e incompatibilidad de gustos, intereses, valores
o aspiraciones entre personas o grupos de personas, y dónde somos una familia
grande surgen desavenencias. Pero es precisamente con educación que
seremos capaces de afrontar correctamente los conflictos que
vamos encontrando y alabo a Dios por el
equipo de educadores que tenemos. Agradecida y con la confianza en el dueño de la obra les
invito a seguir dando como siempre “Lo Mejor para Dios”.
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