jueves, 18 de agosto de 2011

UNA COMUNIDAD QUE TRASPASA EL LÍMITE DE SU ROL.



La violencia puede estar presente en todos los espacios de una sociedad y de una comunidad. Debemos considerar que no necesariamente toda la vida en comunidad tiene violencia, sino que tenemos una convivencia mucho más compleja, mucha más problemática, donde la calidad de vida se ha deteriorado mucho, donde el acceso a los servicios públicos se ha reducido notablemente, donde hay más desempleo. En Venezuela tenemos una tasa de desempleo que provoca que la informalidad se duplique,  aumentando el congestionamiento y con ello los problemas de violencia doméstica, los problemas de violencia contra los hijos, de violencia contra los ancianos, entre otros.
El aumento de la violencia no es exclusivo de Venezuela ya que la criminalidad en América Latina está tendiendo a hacerse más violenta. La violencia no solamente tiene efectos sobre la vida diaria de una comunidad y en la dimensión personal de la gente. Lamentablemente afecta también buena parte de las iniciativas organizativas y de participación, causando con ello un grave daño al ejercicio de la ciudadanía.
Muchos han sido los intentos de organización comunitaria impulsada por este nuevo piso político y un forzoso piso jurídico que irrumpe en nuestro país . Es cierto que es necesaria la existencia de la organización comunitaria para tratar el tema de la violencia,  pero la comunidad sola no puede solucionar el tema debido a que las comunidades no pueden ni deben asumir el papel que tiene el Estado, quien es el marco regulador de la vida social a través de las leyes, y además es quien tiene los instrumentos para poder hacer cumplir las leyes, que son en definitiva los cuerpos de seguridad del Estado.
Cuando la comunidad traspasa el límite de su rol e intenta asumir el del Estado, puede empeorar las cosas  y puede resultar letal ya que puede terminar por desintegrarla y por generar confrontaciones imposibles de resolver.